viernes, 29 de julio de 2011

Imposibles


La mayoría de los problemas no tienen solución. No definitiva al menos. Para soluciones finales están Hitler y sus amigos. Por eso, a la larga, el mundo de lo posible termina volviéndose intratable, denso, fastidioso. Buscamos entonces regiones imposibles que con frecuencia se vuelven más estimulantes que la mejor droga. Sueños, fantasías, pensamientos absurdos, juegos del cuerpo y de la mente, rupturas imaginarias. ¿Está mal? ¿Eso equivale a evadirse de las cosas que realmente importan? ¿Acaso debemos estar todos los días hablando de enfermedades, muertes, soledades, fiestas, viajes, elecciones y separaciones? No creo. No puede vivirse así. Entonces claro. Entonces sí. Imposibles necesarios como el agua y el aire. Comer imposibles. Amar imposibles. Fecundar imposibles.
L.

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