martes, 11 de junio de 2013

La niebla


Nube de silencio o qué, la niebla, montaña invisible y rara, cuerpos iluminados levemente por esa nube de humo y piedra. Toda la ciudad desdibujada por una mano temblorosa y tierna, la niebla que también es olvido, lo indefinido convertido en ley. Lo imposible. Principio mayor el de la niebla negra o qué. Todas las promesas, todos los espejos, todas las sombrillas resultan inútiles ante el poder de la sábana difusa, evaporada como un velo, muerta y renacida entre los despojos de la noche. Nube de silencio o qué, la niebla sola. Mujer de raro espanto, loca nube de humo, promesa borroneada en un suelo duro y húmedo como la entrepierna, arena de la playa amontonada a cuatro centímetros de un océano imaginario difuso lento y desnudo.
L.

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