viernes, 3 de junio de 2011
Amar de lejos
Delfina enamorada de un paraguayo. Melina de un francés. Carolina de un surfista. Las tres asisten a un taller de escritura que dicto en una universidad. Hoy no quisieron escribir pero hablaron que es una forma de escritura aérea. Los demás integrantes del taller escuchaban las historias. También yo. Y el lío fue desatado por el análisis de un cuento de Ray Bradbury (El lago, está en Las doradas manzanas del sol) más algunos textos de Clarice Lispector. Amor de lejos amor de pendejos, dijo Carlitos el colombiano. Las chicas apuestan a sus novios lejanos. Todo en la vida es ilusión, justificó la rubia Delfina. Ella estaba vestida con una piel de largos pelos blancos. Se había pintado las uñas con un color indefinible pero agradable. Delfina enamorada de un paraguayo. Melina de un francés que le pide la colocación de una camarita en la computadora. Carolina surfea con la imaginación. Inesperadamente, en el aula, irrumpió lo lejos. Y nos fuimos todos hasta allá. Y no pudimos volver.
L.
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