jueves, 16 de junio de 2011
Mutaciones
No nace un hombre para ser marido, novio, periodista, mujeriego, militar, goleador, ejecutivo, torturador. Una mujer no nace para ser esposa, novia, madre, puta, estudiante, cantora, periodista, secretaria o analista. Un hombre y una mujer no nacen para esto, aquello o lo de más allá. No hay destino. Extraños deportistas se encargan -sin embargo- de convertirlos en esto o en aquello. Para realizar la obra de rara mutación los ejecutores cuentan con la resignada complicidad y obediencia del hombre y la mujer.
L.
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