jueves, 16 de junio de 2011

Vendiendo escritura


Ya no sé cómo "vender" la escritura en mis clases de narrativa. Muchos de mis alumnos, incluidos los que dicen amar la literatura, no leen ni escriben. O lo hacen apenas con onomatopeyas del tipo tkm por blackberry. Admito que la buena escritura es inútil. No se come, no garantiza la felicidad (al contrario), a veces duele. El mundo se la puede pasar lo más bien sin Rulfo sin Vallejo sin Yourcenar sin Lispector. Hay cosas más divertidas. Pero en mis clases me veo obligado a "vender" lo que enseño y amo. La cosa nada tiene que ver con la cultura general, concepto horrible, sino con algo inexpresable y raro que no cabe en un post. Cuando me quedo sin argumentos digo que un mail con faltas de ortografía o mal redactado deserotiza. Esto último preocupa con razón a más de uno. Cuando estoy al borde de la desesperación cito a Kafka. La escritura es más pobre pero más clara que la vida. Los argumentos son insuficientes. Pero alguno o alguna, siempre, pisa el palito.
L.

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