jueves, 9 de junio de 2011

El mar dentro del mar


Yo le dije cómo era y fui honesta. Es sucia la ciudad a medianoche. Su nombre es más potente que la verdad de los edificios blancos cada vez más impersonales. Antes los arquitectos los firmaban, le dije. Ahora son anónimos como un celular. Una célula, pienso. El inicio es tan estéril y a la vez tan fecundo. El origen debería llamarse de otro modo. Mar. El cuerpo humano está conformado por cientos de mares que en un momento dado dejan de reproducirse y mueren como pájaros en invierno. Hay muchas palomas en esta ciudad. Y es lógico. Es tan sucia. Sobre todo a medianoche. Pero es lindo caminar entre cartones, papeles y cáscaras de naranja. Todo con tal de llegar al puerto dentro del puerto. A la célula dentro de la célula. Al mar dentro del mar.
Andrea 

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