jueves, 23 de junio de 2011
Escritura y experiencia
Borges no bebió, no copuló, no bailó, se volvió ciego. Hemingway bebió, copuló a los 50 con adolescentes, bailó, no se volvió ciego y una vez, hace medio siglo, se pegó un tiro en la cabeza. Haber experimentado tan poco en un caso y tanto en el otro no son causa del extraordinario talento de ambos autores. Sus libros están bien escritos y punto. Esto último debería ser entendido por tantos escritores mediocres que se abocan al relato de sus aventuras sexuales, políticas, sociales y espaciales. Tener buenas historias para contar no garantiza nada en este campo. No tenerlas tampoco. La calidad y la disposición a pegar el culo en la silla y escribir sin pausa hasta quemarse las pestañas es casi todo lo que importa. Pero, qué pena, ni siquiera eso asegura la conquista del cielo.
L.
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