sábado, 13 de junio de 2009

Entre los muros

Alumnos expectantes, demandas, muecas de hastío. Entre todos van a matarme un día. O me harán resucitar. Manos levantadas, pizarrones, apuntes, clases que convierto en brutal provocación. Una bala perdida acierta de pronto en el corazón del bosque. El instante deviene sagrado ritual. Después el aula se vacía por completo. El personal de limpieza disuelve el eco de los ecos. Se apagan las luces. Termina el show. Por qué no ir de una vez a la playa desierta de lecciones. Ruido de sillas, bromas por lo bajo, manos que se estiran con papeles donde marqué errores de amores insalvables. Casi a los gritos me levanto y digo que no al mal uso del pretérito imperfecto, fallido y falaz como el sol negro de los recuerdos amados.

L.

4 comentarios:

  1. Nada peor que un grupo de alumnos espectantes.
    Saludos.
    MARCELO

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  2. O nada mejor que un grupo de alumnos expectantes que esperan una señal para detener su marcha. Tal vez entre retos, lecciones de gramática y provocaciones fundadas encuentren algo diferente, alguien que los guíe entre tanta información y logre generarles un pensamiento crítico del mundo.

    Con timbre sonoro y hueco
    truena el maestro, un anciano
    mal vestido, enjuto y seco,
    que lleva un libro en la mano.


    Y todo un coro infantil
    va cantando la lección:
    mil veces ciento, cien mil,
    mil veces mil, un millón....


    Recuerdo Infantil, Antonio Machado

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  3. Después de leer las preguntas que se hicieron me da gusto que se jacten de lo que sea, que exhiban su intimidad –en pro de la permanencia del vouyerismo- , y que dejen alguna huella ; aunque sea un camino de pedazos de pan visible en el mundo de los perdidos (al cabo en ese mundo los pájaros no se roban el pan).

    El viaje por si mismo es un disfrute , independientemente del destino. Con escalas en Argentina o Colombia, igual se llega a la estación Teillier , estación la candelaria, estación Elis Regina… pero hay que hacer la parada, detenerse… Afortunadamente a ustedes les salió lo blogueros.

    Creo que seré una pasajero frecuente y por favor –por ahora- no dejen morir a los peces , ni al blog.

    Desde un lugar en la lejana estación Tijuana
    Florisse

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  4. La brutal provocación suele dar la manzana más dulce. Pero en la ingenuidad, que el alumno desconoce, se vuelve inevitable saber si debe o no tomar esa fruta... sabemos que es la prohibida.
    Es cierto, también, que las horas se marchitan. Pero los alumnos te resucitan, y se resucitan.
    Me gusta este lugar, me gustan los peces siempre presente.
    i.

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