miércoles, 24 de junio de 2009

Migraciones

Sé que le gusta barrer las hojas de otoño. Cierro los ojos. Imagino la puerta gastada, la sombra de sus pies y el sonido de la escoba arrastrando despojos amarillos. Me doy cuenta que recordar es un acto cargado de erotismo. Abro los ojos. El letrero electrónico sigue inmóvil. Uno de los funcionarios de Migraciones le hace señas a un compañero para que salgan a fumar un cigarrillo. Un niño patea los pies de su padre y luego llora. Cierro los ojos.

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