domingo, 21 de junio de 2009

Sed

Hace un año que no llueve y el mar –a miles de espejos de distancia- tiene la culpa. En las quebradas se alojan miradas agónicas. De la ceiba que crecía en medio del lago solo queda un tronco hueco. Hasta los mosquitos decidieron huir a tierras menos hostiles y las libélulas, cansadas de perseguir fantasmas, mueren de agotamiento en la carretera.
A.

1 comentario:

  1. No te conozco A., pero tus textos me conmueven. Yo siempre escribí pero dejé de hacerlo por razones de estudio y trabajos. Leer palabras como éstas me recuerdan la necesidad de retomar esa costumbre olvidada de sentir.
    Clara Montoya, de Villa de Leiva, Colombia.

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