viernes, 24 de mayo de 2013

La noche de los circos


Volver de nuevo a la noche de los circos, al cielo de sogas, lona y encanto, al falso lirismo trapecista, Graziella, así, con tetas, z y doble ele. Fue ella quien me enseñó a caminar sin red sobre la cuerda floja, sostenido apenas de mí mismo o de la vara temblorosa y débil. La noche sin luna de los circos. La maldita noche en que la conocí tan cerca del suelo, tan al borde que casi me caigo en la pista como queriendo provocar el aplauso del público presente, sí, volver por fin a la noche de los circos, ahí donde salvo lo invisible nada de lo que se ve es verdad. La noche de los circos, la casa donde vive y muere Graziella, así, con tetas, con z y doble ele.
L.

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