Hojeo distraído la agenda 2010 y veo que mi cumpleaños cae lunes. Borro palabras muertas en la de 2009 pero vuelvo a anotar cosas en la nueva. Cada frase es un problema que la próxima frase plantea nuevamente. Esa es de Bioy. Arranco páginas (días), anoto aniversarios (pocos), elimino teléfonos, mails, fotos que antes respiraban. El objetivo de toda educación –dice Steiner en una inscripción con birome- consiste en lograr que el alumno no tenga miedo a permanecer sentado en una habitación silenciosa. Nombres, tareas incumplidas, fechas. ¿Dónde está mi casa? Somos miles de millones pero nadie conoce a nadie (Bradbury). Novias en blanco y negro perdidas para siempre. Peces extraordinariamente azules. Me resisto a deshacerme de las agendas viejas. Con ellas armo una montaña en el estante más alto de la biblioteca. Parece un volcán apagado que -en el momento menos pensado- entrará en erupción.
L.
No guardo agendas viejas pero me gusta volver sobre mis papeles de estudio o diarios de viajes o personales que llegué a escribir con constancia hasta hace un par de años. Volver a mi pasado documentado me ayuda cuando los logros son esquivos. Confirmo aunque sólo sea ante misma que no he durado sino vivido. De tanto en tanto tal vez algunos necesitemos saber que al menos hemos tratado de hacer lo suficiente.
ResponderEliminarLas agendas viejas apiladas a lo mejor guardan un sinúmero de caminos y de intentos y algunas pistas para armarnos cuando nos desarman.Los volcanes apagados suelen dar enérgicas sorpresas.
Graciela B