viernes, 4 de diciembre de 2009

Foto de familia I


Una tarde mi primo José me miró, yo me sonrojé y por primera vez fui consciente de mi cuerpo. En ese momento él dejó de ser ese chico antipático que nunca jugaba conmigo y se convirtió en el detonante de mi feminidad. Las habituales visitas a la casa de mi abuela –donde él vivía- ya no eran una obligación sino el evento más esperado. Apenas llegaba subía las escaleras hasta la habitación de José. Entraba sin saludar y bajaba los álbumes de fotos con el único propósito de revivir la escena primera: él a mi lado, con su rostro pegado al mío y su voz nombrando a cada uno de los que aparecían en las imágenes. Ese verano mis padres decidieron invitar a toda la familia a la finca. José llegó y yo no pude hacer nada distinto a estar siempre junto a él. Nos sentábamos juntos en el comedor, en el cine, en la heladería. Nos metíamos en la pileta, nadábamos y de repente él me tomaba de la mano creyendo que el agua ocultaba ese gesto que, por alguna razón, ya percibíamos como prohibido. A veces, a media noche, nos encontrábamos en el jardín y caminábamos en silencio para no despertar la curiosidad de los insomnes. Y todo transcurrió así, secretamente, hasta que nuestras piernas se enredaron desatando la furia paterna. Fue entonces, a los trece años, cuando comprendí que el amor es subversivo.


Andrea

5 comentarios:

  1. El amor, sí, es subversivo. Lo prueba la experiencia íntima tan bien contada por vos y tantas otras historias, desde Romeo y Julieta hasta acá.
    Damián

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  2. Hermoso relato, Andrea. Tenés una manera muy femenina de abordar el erotismo eludiendo lo explícito. Ese recurso, justamente, vuelve más intenso el descubrimiento del sexo y el amor que se describe en el post.
    Lucio H.

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  3. El amor, si es amor, es subversivo y encuentra en la imposibilidad de su realización la mayor fuerza para mantenerse vivo.

    Verónica.

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  4. pero qué maravilla de texto.

    a mí algo parecido me pasó pero tuve que anularlo en mi mente porque me perturbaba. me acuerdo que soñaba mucho con eso, con lo que pasó con mi primo, pero no sé qué fue. tanto lo anulé por prohibido y subersivo que ya ni lo recuerdo.

    bellísimos tus textos.

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