jueves, 17 de octubre de 2013

Balas


Cualquier disparo va a acompañado del efecto boomerang. Las balas arrojadas, así sean de fogueo, retornan en cualquier momento y con efecto, a veces, mortal. ¿Por qué entonces nos empeñamos en disparar? ¿Qué clase de impulso nos mueve a hacer algo cuyos resultados no serán beneficiosos? No es fácil responder. No es fácil para nada. El disparo se origina en una especie de acto reflejo. Sentimos un golpe ligero en la rodilla y la pierna reacciona, claro, con una patada. ¿Una patada contra quién? No importa mucho el destinatario. Contra cualquiera que se presente como un blanco fácil. A la larga entenderemos que también nosotros, hombres bien armados, seremos víctimas de las balas. Y lo entenderemos tarde. Habrá que cuidarse entonces. Cualquier disparo va acompañado del efecto boomerang. Un día vuelve la bala y nos interpela. ¿Pero por qué lo hiciste? Nada podemos responder. O sí. Cambiar de técnica.
L.

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