jueves, 31 de octubre de 2013

Momento perfecto


Ocurrió anoche en una escuela de periodismo. Yo dictaba una clase sobre cuestionarios fijos. Hacía calor en el aula y elegí, al azar, una alumna llamada Nieves. Le hice una de las veintisiete preguntas del Cuestionario Proust. ¿Cómo imaginás un momento perfecto? Nieves pensó un rato. Y otro más. Finalmente dijo que su momento soñado debía transcurrir en una playa. Sentada en una playa, especificó. Sentada en una playa bajo el sol. ¿Sola o acompañada?, repregunté. Obviamente acompañada, respondió. Jamás estaría sola en una playa ni en ningún lado. No es divertido. Parecía enojada. Aun así, tras un silencio, pronuncié la palabra depende. Y finalmente, cansado por el trabajo del día, le dije a Nieves que a veces la soledad es la mejor compañía. Error. Algunos alumnos me miraron como se mira a un extraterrestre. Comprendí que para la mayoría de ellos la soledad es o sería el peor castigo. Sentí que estaba enfrentando una ideología dominante. O acaso a toda una generación. Tomé lista, di por finalizada la clase y viajé hasta mi casa donde la soledad, vestida de fiesta, me esperaba tan linda como siempre.
L.

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