jueves, 3 de octubre de 2013

Visita


Vuelven a veces los gatos a los techos, en silencio vuelven y retozan, en sordina gritan con su grito lento. No se oyen casi los cantos en los techos, no se sienten ya las pisadas que daban sosiego y alegría, sólo fotos proyectadas y borradas en los techos, cuerpos estirados como lenguas largas y ligeras, los gatos en los techos, fantasmas de fantasmas y sombras que pasan. Vuelven a veces los gatos a los techos. Pero nadie se atreve con los ecos y los llantos. Vuelven a veces los gatos a los techos. Vuelven y bajan mudos al abismo.
L.

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