Nuestra fuerza está en lo que tenemos. No en lo que tuvimos o en lo por tener. Lo que tenemos es la plataforma de lanzamiento. No hay salvación sin ella. Solemos degradar lo que tenemos. Suponemos que hay algo mejor en otra parte. Pero nuestra fuerza está en lo que tenemos. Aún así solemos quejarnos de lo que tenemos. Lo vemos como un pesado fardo, una mochila insoportable, algo de lo cual deberíamos deshacernos cuanto antes. Decimos. Tengo que hacer esto y lo otro. Decimos tengo que y no quiero hacer esto y lo otro porque me resulta útil y necesario y porque es la base de donde arranca lo demás. En conclusión. En vez de tengo que mejor es pensar y decir quiero hacer esto y aquello porque ese es mi deseo. Se trata en suma de un leve cambio en la gramática. El futuro depende de ese cambio. Si no cuidamos lo que tenemos nos perdemos en lo que no tenemos, es decir, en la nada. Pero nuestra fuerza está en lo que tenemos. No en lo que tuvimos o, menos aún, en lo por tener.
L.
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