Se puede mentir en el teatro, en la casa, en la cama, en el trabajo, en el amor. Se puede mentir en la vida, en la muerte, en la soledad, en un velorio y aún en el frío y sombrío confesionario. Se puede mentir en el cine, en la calle, en un cuarto de hospital, en la red del pescador o en la del pecador. Se puede mentir en todas partes menos en una que cada cual podrá imaginar, alimentar y sostener. Hay, debe haber, un lugar de la mentira imposible, un modelo vivo y desnudo, una canción que nace porque sí, como la música que ahoga suspiros fingidos, como un puente de frágiles cañas, un fuego en la nieve, una burbuja de silencio en el desierto de los ruidos.
L.
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