domingo, 6 de octubre de 2013

Por una literatura sin hechos


Los hechos narrados no garantizan buenos libros. Esto se sabe desde Homero hasta hoy. Los eventos, las historias, los fenómenos extraordinarios. Una novela erótica no será más erótica por la insistencia en los detalles más espesos. O por las descripciones minuciosas y/o ginecológicas. Lo mismo una novela histórica o una simple historia de amor. Los buenos libros lo son apenas porque están bien escritos, porque suenan bien, porque hay encanto y música en ellos como en un día de viento a orillas del mar. Es más. La obsesión por los hechos termina arruinando las mejores intenciones. Los grandes -Rulfo, Borges, Onetti, Cortázar- no cuentan casi nada en sus relatos. ¿Y por qué son grandes entonces? Porque cuidaron la forma y alcanzaron, qué bien, la voz propia.
L.

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