Decimos que la vida no tiene sentido, que todo es absurdo, una farsa, que los días parecen un cuento narrado por un idiota. Aún aceptando la probable validez de esas metáforas la visión del mundo que de ellas se desprende no nos ayuda en absoluto. Al contrario. Nos aleja de cualquier posibilidad de entendimiento o acción específica. Algo puede hacerse sin embargo. Alcanzaría con cambiar las palabras absurdo, farsa o sinsentido por la palabra enigma. Alcanzaría dibujar en un papel una X gigante, como en la matemática, que nos convoque no a la pasividad sino a descifrar el misterio de la existencia así sea en parte. Ese trabajo de investigación y búsqueda nos dará alivio y nos acercará al menos a verdades parciales. El nihilismo extremo, en cambio, va llenarnos de resentimiento y nos dejará sin sentimientos.
L.
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