martes, 6 de agosto de 2013

Fantasmas y besos


¿De dónde habrá surgido la idea de que la gente puede comunicarse mejor en los tiempos actuales? El mismo interrogante, pero aplicado a las cartas de amor, fue formulado a principios del siglo XX por Franz Kafka. Su primera conclusión fue desalentadora. Los besos que se envían en las cartas son bebidos en el camino por los fantasmas. Jamás llegan a destino. El autor de La metamorosis recordó que en su afán por aniquilar lo fantasmal entre la gente el hombre creó autos, aviones, trenes, telegrafía sin hilos y otros aliados de la endiosada velocidad. Ninguno de estos fabulosos inventos, sin embargo, entusiasmó al escritor checo. Y en una carta dirigida a su amante Milena contraatacó sin apartarse de la metáfora inicial. Los fantasmas no morirán de hambre -dijo-. Pero nosotros pereceremos'.
L.

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