miércoles, 21 de agosto de 2013

Y entonces


Y entonces llega la mujer de bucles y grandes pechos en alto y cuenta el largo viaje con el mayor detalle, la calle, las manos abiertas, el beso a la vuelta del museo, lo que vino después. Y entonces el hombre la oye mientras saca punta al lápiz verde y espera que en el horizonte del río aparezca la demorada embarcación. Y entonces la pollera que se alza por el viento que sopla desde el sur mientras la mujer, nalgas al aire, sigue con su relato mal armado, confuso, donde lo único que se entiende es el cambio de nombres, pueblos, la playa, el pudor, la noche que todo lo resuelve. Y entonces, porque siempre hay un entonces, llega por fin el ferry que traslada a la isla que queda justo enfrente y, bueno, eso sería todo a no ser que algo o alguien ponga un cierto orden en la línea quebrada del tiempo.
L.

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