martes, 20 de agosto de 2013
Naturaleza condenada
La Tierra está atravesando por la peor crisis ecológica de su historia. Casi la mitad de los bosques tropicales del mundo ha desaparecido. Se pierden entre dieciséis y veinte millones de hectáreas boscosas por año. Cada hora se extingue una especie viva. Tres cuartas partes de los bosques tropicales de América fueron arrasadas y, probablemente, perderemos el cincuenta por ciento de sus especies. Víctimas de este desastre monumental no menos de diediocho comunides precolombinas de América Latina y el Caribe podrían ser borradas del mapa y de la historia. Por otra parte cada año se vierten millones de toneladas de desechos tóxicos en nuestras aguas y tierras, convertidas por los países desarrollados en un inmenso basurero inyectado con venenos. El 78 por ciento de esos desechos proviene de los Estados Unidos. Es decir. Lo que costó a la naturaleza millones de años para ser creado los humanos lo habremos destruido en poco más de cuarenta. ¿Qué hacer para frenar este proceso que bien podríamos calificar de divino suicidio colectivo? No se me ocurre nada a manera de respuesta. Pero creo que ya es hora de despertar de un largo sueño. Si seguimos así ni los buenos irán a parar al paraíso cuando mueran. ¿Por qué? Porque no habrá ya paraíso.
L.
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