sábado, 14 de noviembre de 2009

La mejor manera de esperar


Nunca es triste la verdad, se resignó mi gato al aceptar por fin que había perdido para siempre el amor de la siamesa. No es triste ni tiene remedio, insistió en los techos ante un público ignorante de que estaba plagiando un conocido tema de Serrat. El problema era cómo seguir. ¿Sin la siamesa todo perdía sentido? No. Con amor o sin él la vida no tiene sentido, se dijo pirateando esta vez a Albert Catmus (léase catmiú), filósofo de la vecindad. Grusswillis lo había leído mal durante sus incursiones en la cátedra de existencialismo dictada en la calle Puán. Armado de esta nueva gatovisión decidió que sería él mismo quien le daría valor y color a sus días. Lo primero fue salir de putas. Un clavo saca a otro clavo (pensó) y nada mejor para eso que la promiscuidad, la droga y el alcohol. Visitó el catswinger de Castro Barros pero la experiencia fue desastrosa. Una perra le propuso armar un trío con él y una gata de angora que recitaba a Bukowski de memoria. A mi gato la escena de exhibiciones, erecciones y eyaculaciones le pareció patética. No debo hundirme en esta mierda, concluyó. Y se dirigió nuevamente al tugurio de Puán. Imaginó que en ese ambiente progre y lleno de intelectuales que leen a Foucault encontraría a una gata de su estirpe. Pero tampoco ahí pasó nada. La última idea fue anotarse en un taller literario. Pero cuando supo que el curso se basaba en la lectura de El gato negro -un aburrido relato de Poe- prefirió la pasividad budista. No actuar resultó, a partir de entonces, su principio rector. Fue así, en actitud de tensa espera, que lo sorprendí frente a la puerta de mi casa. No lo pude fotografiar porque la digital se quedó sin baterías. Hice entonces un boceto apurado (el que puede verse arriba) para mostrar cómo luce Grusswillis en su novedosa línea taoísta. La mejor manera de esperar –le aconsejé antes de salir- es ir al encuentro.
No le dije, claro, que la frase era robada.

L.


El dibujo que ilustra este post fue realizado por Andrea Rocha.

12 comentarios:

  1. Que gato querible este Grusswillis, en cada relato más me parezco a él. gracias Luis y espero que la historia no termine en la espera. un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. La mejor manera de esperar es ir al encuentro. Esa sola frase lo encierra todo. Pesimismo en la idea, optimismo en la acción, diría Gramsci.

    Verónica

    ResponderEliminar
  3. Habrá que esperar, Grusswillis; por un tiempo al menos. Me gustó mucho la trilogía de Jardín prohibido.

    ResponderEliminar
  4. Grusswillis me alivia saber que se nutre de distintas corrientes de pensamiento y que no acepta la disolución en cualquier cosa como atajo a la verdadera superación. Recuerde que la raíz del movimiento es la quietud.
    Graciela B

    ResponderEliminar
  5. La peor derrota es la de la lucha que se abandona...No se si es exactamente así, pero también es una frase "tomada de prestado".
    Un saludo a todos

    ResponderEliminar
  6. Noto un tonito irónico... jajaja
    Me hiciste acordar de una canción muy divertida de Kevin Johansen que,
    creo, se llama Cumbiera intelectual, y cuenta la historia de un tipo
    que quiere sacar a bailar cumbia a una mina de Puán que no para de
    hablar de Freud, Jung y Simone de Beauvoir. muy buena. ja!
    ¿de quién es esa hermosa frase final? (lo de la espera e ir al
    encuentro, claro...)
    un beso grande!
    Bet

    ResponderEliminar
  7. Increíble, muchos de los actos del michino, me hicieron recordar a mi en los últimos meses, entre risas y asombros lo volví a leer y...que facilidad para plasmar una realidad.
    Anónimamente, desde acá, agradezco todo lo bien que le hiciste a mi ser, querido Luis. Después de leer "Lo inalcanzable" (una fuente de desahogo en uno de los momentos mas difíciles de mi vida)
    Eternamente agradecido.

    R.

    ResponderEliminar
  8. La historia de Grusswillis es maravillosa. La última frase encierra todo el misterio de este gato: "La mejor manera de esperar es ir al encuentro".
    En algún punto tenía razón cuando dije que en algunos aspectos nos parecíamos a los animales o ellos a nosotros o ambos entre sí. Conozco un hombre (ya no cercano a mí) que intenta encontrar otra siamesa como la que supo perder, ahora la siamesa concluye como tu libro: se volvió inalcanzable y eso lo tiene inquieto a este señor.
    En lo inalcanzable está encerrado el cuento de Grusswillis también, le prestaré el libro algún día, como lo hice con este señor que quedó encantado con tu libro. Espero que me lo devuelva esta semana, ahora lo necesito yo.
    Como siempre, aliviaste mi lunes, mi martes y mis miles de días.

    ResponderEliminar
  9. Grusswillis es un sensible Duro de Matar! :P

    ResponderEliminar
  10. Excelente post. Lleno de guiños culturales e ironías finas. Una sola queja. El cuento "El gato negro" , de Poe, no es aburrido...
    Ezequiel

    ResponderEliminar
  11. Aclaro que la frase que cierra esta nueva aventura de Grusswillis ("la mejor manera de esperar es ir al encuentro") fue acuñada por el poeta argentino Mario Trejo.
    L.

    ResponderEliminar
  12. ¡Buenísimo!
    Muy divertido realmente.
    Marcelo Miceli

    ResponderEliminar