viernes, 6 de noviembre de 2009

Otro año que se va


Aún estamos en noviembre/quedan algunos días o milenios para las divinas fiestas. Pero en el ambiente se respira ya la sensación de un año más disuelto en el aire. Otro que se va sin dejar huella. Pasó tan rápido que no puedo creerlo, se asombra alguien frente al almanaque. ¿Y qué no hicimos en 2009? ¿Qué pescado no vendimos? ¿Y a quién? El tiempo es veloz e implacable. La vida es lo que pasa mientras estamos ocupados en otros planes, dicen que dijo Lennon poco antes de ser asesinado. ¿Será así? Quizás también nos engañamos cuando creímos que el amor nos salvaría quién sabe de qué. Fuimos sordos y mudos. Pero aún es tiempo de reaccionar.

L.

7 comentarios:

  1. Que momento tan difícil este de llegar a diciembre. Confieso que me encontré pensándolo esta misma semana, pero me pareció demasiado temprano para empezar a preocuparme, y pensar, si terminé lo que me propuse o peor; si apenas lo empecé. Y con quien voy a pasar las fiestas…
    De inmediato volví a mi lugar, dos o tres de noviembre, caluroso. Húmedo. Mi hija adolescente pretende salir y no decir a dónde va, y yo pienso en Cromañon, la menor está con la prima durmiendo en el living.
    Me niego a castigarme si fui sorda, si fui ciega, prefiero pensar que de cualquier manera, fui lo mejor que pude ser en ese momento.
    Todavía estoy pagando antiguas deudas conmigo.
    Darle algún lugar al azar, un peso (aunque sea mínimo) a las circunstancias.
    Saluti
    e

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  2. El amor no es más que una serie de gestos que repetimos independientemente de la persona. Se vive una y mil veces, quizás en alguna ocasión con mayor intensidad. Pero siempre está el mito del primer encuentro. Los abrazos, los besos, la rutina que se sigue casi religiosamente después de coger. Una que otra pelea, los recuerdos de vacaciones y las anécdotas que interrumpen los silencios. Y todo eso que en su momento parece la salvación se disuelve cuando llegan las fiestas -tan importantes, tan vitales-. Ahí el estado del alma es tan frágil que cualquier palabra mal pronunciada rompe el espejo. ¿Cuántos amores terminan en Navidad? ¿Cuántas peleas se gestan en medio de la falsa alegría? ¿Serán las fiestas el juez más implacable de una relación? ¿Por qué?

    Rocío

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  3. Si un vínculo se disuelve cuando llegan las fiestas -que de vitales e importantes no tienen nada- es porque aún no estaba maduro, porque no era más que un simple chisporroteo del verano. La continuidad de un amor, de cualquier sentimiento humano, no depende de hechos externos. Mucho menos de un "acontecimiento" tan desangelado como eso que comúnmente y casi por elegancia llamamos fiestas de fin de año.
    Rulo

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  4. Sí. Eso era lo que quería escuchar.

    Rocío.

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  5. Creo que siempre es posible soñar sin depender de los sueños mientras la vida pasa y nos pasa. Logros y expectativas no suelen corresponderse. Pero si hubo amor en lo que intentamos y cómo lo hicimos seguramente encontraremos una nueva esperanza escondida detrás del fracaso o el silencio. Tal vez esa sea la salvación. No claudicar y volverlo a intentar.
    Graciela B

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  6. La frase de John Lennon es de una canción. No la dijo antes de morir.

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  7. Pagué las consecuencias del desamor en 2009, y empecé a ocuparme de mis cosas. Espero la vuelta de página 2010, aunque sea simbólico, para vender un poco más de pescado a buen comprador esta vez y que el amor no me salve ...si no que aunque sea de manera lejana, acompañe.

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