Para ser escritor hay que tener un gato (como Poe), padecer ataques de epilepsia (como Flaubert), seducir lolitas como Bukowski, tener una vida tormentosa y atormentada, perder a los padres en altamar, ser criado por dos abuelas locas (como Capote), escribir en noches de luna negra junto a una botella de bourbon, salir de putas como Kafka por las calles oscuras de Praga (no de Plaza Once). Un escritor que se precie debe alimentar una biografía escandalosa y terrible. Hay un único problema. Para ser escritor hay que escribir.
L.
L.
Y ser hombre por lo visto...
ResponderEliminarBuen texto, Luis.
Cecilia Ghio
En épocas en que lo terrible es lo corriente tal vez tener una vida metódica resulte escandaloso y me ayude a despertar curiosidad sobre mis textos en algún lector. Tengo esperanza de llegar a ser escritora algún día. Mientras alimento la papelera de reciclaje y sigo escribiendo.
ResponderEliminarGraciela B