Vivimos en la era de las ideas generales, las frases que parecen importantes de tan repetidas, las teorías de digestión fácil y olvido veloz. El amor, sin ir más lejos, no es una idea general, no es una teoría, no es un hermoso discurso para pronunciar en el día de los enamorados. Amor es el que ama o la que ama. El mensaje no está en la palabra sino en los mensajeros. Y así con todo lo demás. Las ideas generales sirven para tranquilizar a las mentes dormidas y bien acomodadas. Las ideas particulares, en cambio, molestan, alteran, obligan a pensar lo único que siempre es extraño, raro, asombroso. Lo único, lo que pasa una sola vez, lo que no se olvida jamás.
L.
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