jueves, 18 de julio de 2013

Salvación por la palabra


Voy a postular la salvación por la palabra. La idea no es nueva y se relaciona con el capital simbólico. Se dice que el psicoanálisis freudiano tiende a la cura y aleja la locura mediante el ejercicio creativo del lenguaje. También algunas religiones apuestan a aliviar las almas y los cuerpos mediante la palabra divina o a través de la sagrada escritura que pronuncian los santos y los místicos. Aceptada la premisa sólo quedaría definir un poco mejor de qué palabra se trata en su función de salvavidas. En la existencia moderna todo el mundo habla para bien o para mal. Se dicen discursos huecos, pero llenos de voces, que poco o muy poco ayudan a aclarar las cosas. Al contrario. Funcionan al revés y lo confunden todo. A veces componen discursos de muerte encubiertos de falsa vitalidad. La poesía, si lo es realmente, encanta y conmueve. También es cierto que algunas palabras hacen más difícil la vida. Me refiero a esos vocablos que están como encriptados en el cuerpo y duelen, sí, como espinas. ¿Se trata de acabar con ellos como quien se libera de algo que oprime y agobia? Voy a postular la salvación por la palabra propia. Esa que al darle peso y sonido y olores a una vida la transforman, la dan vuelta, la vuelven a ubicar en el eje del tiempo, la ternura y el destino.
L. 

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