jueves, 26 de septiembre de 2013

Criterios, estilos, generaciones

Cuando doy clases de escritura, periodismo, comunicación o cualquier cosa ligada a la ficción pura o a la información lisa y llana algunos alumnos se defienden de mis objeciones, cuando las hay, diciendo que, en realidad, lo que pasa es que mis criterios acerca de lo que está bien y lo que está mal, o de lo que está más o menos, son distintos a los de ellos. Sería, como se dice, una cuestión de puntos de vista y no de aprendizajes válidos a considerar. Eso mismo pasó cuando a unos viejos astrónomos o filósofos en plena Edad Media se les ocurrió decir cosas como que la tierra es redonda, que los astros se mueven, que todo es fuego en permanente transformación. A algunos de ellos, Giordano Bruno por caso, los quemaron vivos por sostener sus comprobaciones. A otros les dijeron que tenían un criterio distinto al de Dios o al de la humanidad. En otras situaciones los trataron directamente de ancianos inadaptados. El conocimiento adquirido, el pensamiento en cualquiera de sus formas, pierde así todo valor. Lo que pasaría entonces es que hay criterios distintos sobre las cosas. Y listo. Si llueve no llueve aunque llueva. Es una cuestión de estilo decir que el agua cae de arriba para abajo. Y todo así. ¿Qué hacer frente a semejante dislate de los tiempos y las generaciones? Mi amigo Pavese, porque es mi amigo aunque haya muerto en 1950, hubiera dicho: apretar los dientes y callar. Y eso voy a hacer. Apretar los dientes y callar. O no sé. Quizás siga insistiendo y molestando hasta el fin sin llegar, claro, a la inmolación.
L.

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