martes, 10 de septiembre de 2013

La carta

No entiendo por qué pero la carta no llega, no, no llega de ningún modo al destinatario que ya ni sé quién es. Me fijo si el nombre fue bien escrito, si el sobre no tiene manchas de orina o aceite, si el remitente dice justamente lo que debe decir. Me pregunto si hay correos todavía. Si en tiempos de mails es posible aún que una carta llegue a destino sin problemas, como en los viejos tiempos, quiero decir, mediante una paloma mensajera o un cartero que de pronto oprime el timbre de alguien que desesperadamente espera lo inesperado, es decir, la carta más anhelada, la más deseada, el mensaje que podría salvarlo de lo peor en esta tarde o esta noche. No entiendo por qué pese a todos los cuidados adoptados la maldita carta no llega, y no llega, y otra vez no llega y no llegará jamás.
L.

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