jueves, 12 de septiembre de 2013

La caza sutil

Usando la conocida expresión de Ernest Jünger que alude a la captura de pequeños insectos, el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro denomina caza sutil a una serie de ensayos de su autoría. Da a entender que su pensamiento vagabundo se opone a los grandes safaris protagonizados por turistas aburridos. Esos emprendimientos académicos que necesitan vacuna previa, contratar a un guía africano, dotarse de armas de grueso calibre, acabar el día sacándose una foto junto al cuerpo sin vida de un león asesinado. Todo es metáfora. La caza sutil no hace mal a nadie o, como mucho, al propio cazador que se entrega al pensamiento insensato. Es un disparo en la niebla donde la bala se pierde para siempre en un bosque de humo. Es un intento que naturalmente fracasa como todos los intentos vanos, truncados, inconclusos. Palabras mudas que el viento convierte en sonidos o en vagas inscripciones en la arena que el mismo autor, cazador sutil, borrará con la mano lo antes posible.
L.

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