No sólo nacemos desnudos. También empezamos a escribir sin ropa. Ni siquiera interior. Poco a poco, a medida que las palabras aparecen, nos vamos vistiendo. Escribir, dice Vargas Llosa, es un streaptease al revés. Uno empieza desvestido y termina cubierto hasta el cuello. Y así con tantas cosas. Pero a no tomarse muy en serio estas ideas. En ocasiones, cuando terminamos de escribir, también es bueno volver a quitarse la ropa. Todo depende.
L.
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