Un año atrás el rescate de 33 mineros chilenos emocionó a todo el mundo. Una alumna de la UP me dijo que lloró y todo. Un compañero de oficina destacó el brillante desempeño de Piñera en el operativo. En aquellos días los periodistas vivían en una especie de orgasmo colectivo. Eso fue hace un año. Ya nadie se acuerda de aquel episodio porque, seamos honestos, a nadie le importa. Hoy se cumple el primer aniversario del histórico acontecimiento. Podríamos festejar con champagne y agradecer el milagro. Pero hay un problema. Casi ninguno de los 33 héroes de Atacama tiene trabajo fijo. Muchos de ellos sufren secuelas psicológicas. El gobierno pinochetista de Piñera no cumplió sus promesas con los trabajadores. "No tenemos dónde caernos muertos", informó Pedro Cortés, uno de los rescatados. Marcados por la dura experiencia y por las penurias económicas 31 de ellos presentaron una demanda por 7.750 millones de pesos (16 millones de dólares) contra el Estado chileno por su negligencia al fiscalizar el yacimiento San José. Esto enojó a gran parte del pueblo chileno ya que -dijeron algunos- el gobierno invirtió 20 millones de dólares en salvarlos. Habría que dejarlos morir. El sistema ya se está aplicando con los estudiantes chilenos. Más de 800 detenidos anoche. Juntos vamos bien.
L.
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