lunes, 1 de agosto de 2011
Contra la pureza
Toda idea de pureza extrema termina en la exclusión y el asesinato. ¿Hace falta recordar a Hitler y su enfermiza exaltación de la raza aria? ¿O a la dictadura de Videla cuando decía que los argentinos éramos/somos derechos y humanos? El tema es bastante más amplio. En un provocador manifiesto Gombrowicz dice que de la poesía no debería hablarse en tono poético. ¿Por qué no me gusta la poesía pura?, se preguntó. Por las mismas razones por las cuales no me gusta el azúcar puro. El azúcar está bueno cuando lo consumimos con té, café o frutillas. Nadie en su sano juicio se comería un plato lleno de azúcar. Sería demasiado. La pureza cansa en la poesía, en la vida y hasta en las sábanas después del amor.
L.
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