Luego de haber sido duramente reprimidos (casi 900 detenidos y muchos heridos) los estudiantes chilenos llamaron a un paro nacional en defensa de la educación pública. Piñera, cuyo nivel de popularidad ha llegado al punto más bajo de su historia, cree que se puede volver a matar a Salvador Allende e incendiar nuevamente la Casa de la Moneda. Pero los tiempos han cambiado. Los estudiantes chilenos, al igual que los indignados de Madrid, no abandonan el camino. Y ahí, en la calle, se ve la mejor cara de Chile y el futuro.
L.
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