Pocas cosas pueden hacerse ya sin interrupciones. Hablo de cosas tan básicas como ver una película o una obra de teatro, dar clases, conversar, escribir, ir al baño, leer, soñar, pensar en algo, hacer el amor. Nada del otro mundo. Son cosas sencillas como las que acabo de nombrar. Ya no es posible encarar en paz ninguna de ellas. En mi vecindario suenan de manera casi constante baterías de rock, sirenas de ambulancias o automóviles, celulares, gritos desesperados, radios, música a todo volumen, televisores y perros. No sé qué pensar. Supongo que la vida es eso o debe serlo. Ruidos, llantos y carcajadas. En el mundo se está instalando una nueva religión. El dios del trueno es la nueva divinidad. Ante ella casi todos se arrodillan. La interrupción es la marca de la época. ¿Por qué será? ¿Por qué tanto miedo al silencio y a sus colores tan intensos?
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario