viernes, 5 de agosto de 2011

La segunda vez


No existe un ver las cosas por primera vez. Si algo nos conmueve es porque ya nos había conmovido, de manera inconsciente, en un pasado remoto. Sobre la base de la mirada inicial e ingenua del niño se produce en el adulto un ver los objetos, los paisajes, las personas por segunda vez. Es un reconocimiento que se nutre de memorias y no de novedad. Cada uno de nosotros guarda un fondo originario que hunde sus raíces en los primeros años para intervenir de algún modo en todos los comportamientos vitales y existenciales. Lo hace dentro y fuera del tiempo hasta alcanzar la rara categoría de eternidad.
L.

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