viernes, 26 de agosto de 2011
Vivir sin ideas
La idea del amor mata el ejercicio concreto del amor. La idea de la revolución destroza o traiciona revoluciones. La idea de mujer de mi vida (o del hombre de la vida de alguien) fracasa siempre dado que dicho ser no existe ni existirá jamás. Lo mismo podría aplicarse a infinidad de asuntos. Vivir sin ideas no es vivir como tontos, apáticos, grises o indiferentes. Al contrario. Es conectarnos con las cosas directamente y sin juicios previos...hasta donde sea posible. Y, sobre esa base, agotar la experiencia del amor, de la revolución, del hombre, de la mujer, de lo que sea. El sabio no tiene ideas, decían los antiguos chinos. Pero está dispuesto a tenerlas.
L.
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