lunes, 18 de noviembre de 2013

Lo habitual


No siempre lo habitual es sinónimo de rutina, desgracia o indeseable repetición. ¿De dónde habrá salido una idea tan absurda? Hermosos regresos a Paula durante días y noches que se vuelven inolvidables. ¿Inolvidables por qué? Por ser justamente habituales repeticiones de besos y rezos y gestos, abrazos ensayados mil o dos mil veces en la agridulce rutina de los días. Silencios interrumpidos apenas por el vuelo de una mosca al chocar contra los vidrios. Y cuando hablamos con Paula de nosotros, y cuando escribimos, preferimos siempre un lenguaje común, habitual pero preciso. Repetimos los te amo como un mantra que nos pondrá a salvo de las pobres almas que gobiernan el mundo. En todo momento desechamos las palabras sobrecargadas de emociones descontroladas y huecas. Escribir, decimos, para dar un testimonio cierto de nuestras vidas. La de Paula y la mía. La de los dos en armonía. Convivir para acompañarnos a estar solos. Libres para volver a cantar la vieja y gastada canción de lo ya visto.
L.

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