miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los malos


Solemos culpar a los malos por la maldad. Los malos son malos y por lo tanto hacen cosas ruines y desagradables que son características propias de la gente mala. Quedamos rápidamente satisfechos con la idea expuesta y pasamos al tema siguiente. Pero todo pensamiento demasiado simple es, por definición y como se sabe, sospechoso desde el principio al fin. Los malos son malos generalmente por estupidez, rutina, banalidad instituida como sistema de vida. Pero además, y esto es clave, los malos cuentan con la complicidad de los buenos delatores, los asesinos encubiertos, los torturadores que además son poetas, la gente sensible en general. Sin cómplices las cosas no estarían como están. Sin gente que mira al costado y se divierte los enemigos del mundo perderían motivaciones para actuar. Los mayores genocidas de la historia han contado, más allá de sus planes maléficos, perversos o como se los quiera denominar, con el silencio oscuramente amable de los buenos. No deberíamos olvidarlo. O sí. Pero sabiendo al menos que también el olvido tiene precio.
L.

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