L.
domingo, 18 de mayo de 2014
Elogio de la traición
Es conocido el caso de Judas. Su traición a Jesús permitió que la profecía se cumpliera. Habría entonces que revisar mejor la cuestión, incluida la infidelidad en todas sus formas. Abandonar a una persona no es lo peor que puede hacerse en la vida. Tal vez el acto duela pero no tiene por qué ser una tragedia. Si uno no dejara nunca a nada ni a nadie no quedaría espacio para lo nuevo. Si se busca evolucionar es inevitable incurrir en una infidelidad a los demás, al pasado, a las antiguas convicciones sobre el mundo y uno mismo. Cada día debería contener una infidelidad esencial o una traición necesaria. Sería incluso un acto optimista y esperanzador. Algo que garantizaría la fe en el futuro. Una afirmación de que las cosas pueden o podrían ser no sólo diferentes sino incluso mejores.
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