lunes, 19 de mayo de 2014

Vivir sin ideas

La idea del amor mata el ejercicio del amor. La idea de la revolución destroza o traiciona revoluciones. La idea de mujer de mi vida (o del hombre de la vida de alguien) fracasa dado que dicho ser no existe ni existirá jamás. Lo mismo podría aplicarse a infinidad de asuntos. Vivir sin ideas no es vivir como tontos o indiferentes. Al contrario. Es conectarnos con las cosas directamente y sin juicios previos...hasta donde sea posible. Y, sobre esa base, agotar la experiencia del amor, de la revolución, del hombre, de la mujer, de lo que sea. El sabio no tiene ideas, decían los chinos. Pero está dispuesto a tenerlas.
L.

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