No vemos las cosas sino las imágenes que dibujamos a partir de ellas. Lo que parecía una mujer es en realidad un conjunto de fantasías delicadamente amalgamadas. Pinceladas mal trazadas en un cuadro olvidado, y, también, una condensación de ideas vagas. La familia es apenas una construcción realizada con fotos recortadas. Se oculta lo feo y se utiliza una dosis muy alta de maquillaje. Lo mismo pasa con la política, con lo cotidiano, con el transcurso del tiempo. Aún el amor, o esa ilusión así llamada, no es más que una obra de arte incompleta y siempre a punto de estallar en disparatadas y espesas gotas de un fluido invisible. Imágenes. Sólo imágenes.
L.
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