sábado, 17 de mayo de 2014

Matamos lo que amamos

Matamos lo que amamos, dice Oscar Wilde en alguna parte. Es verdad. Eso hacemos una y otra vez. Matamos lo que amamos. ¿Pero por qué? No es nada fácil responder. Lo que se ama puede asociarse al oscuro objeto del deseo. Dejarse llevar por esa máquina de hacer pájaros es lo más difícil. Casi tanto como ser libres. Actuar con decisión e independencia trae problemas, dolores, angustias, un malestar insoportable. La bendita maldición de vivir sabiendo puede llevarnos al desastre. La conciencia del mundo da placer y duele al mismo tiempo. Hacer y cuidar lo que amamos nos da mucho trabajo. Mejor eludir, postergar, anular de una vez la cita que anhelábamos. No faltarán buenas excusas. Hay muchos entretenimientos a mano. De última se puede viajar o ver televisión. Nos dejamos aplastar por cobardía, por miedo, por cansancio o por obediencia quién sabe a quién. Por eso, y nada más que por eso, matamos lo que amamos.
L.

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