domingo, 18 de octubre de 2009

El regreso


La decisión de abandonar Mar de las Pampas fue algo más que un impulso. En pleno uso de sus facultades Grusswillis hizo lo que hace tiempo debía hacer. Un día antes había recibido un mensaje de la siamesa (it’s the end, gruss, ya no nos queremos) que lo enfureció. Mi gato detesta especialmente los anglicismos y el uso de la primera persona del plural. Si ella dejó de amarme que se haga cargo y hable en primera persona del singular, pensó con solvencia gramatical. De inmediato preparó su pequeña mochila con vistas al regreso a Buenos Aires: dos fotos borrosas que deseaba conservar, la novela Todos los gatos son mortales (libro dedicado que la siamesa le regaló en un cumpleaños), una bolsita de alimento balanceado, una revista Playcat -llena de imágenes provocativas- y una polilla disecada para comer en las paradas. Viajó esta vez en el techo de la cabina de un camión de la flota de Moyano, favor que consiguió a cambio de otros favores. Una vez de vuelta en los techos de Boedo pidió sesiones urgentes con un psicogato lacaniano que siempre lo ayuda en esos trances. El profesional le dijo que amar es dar lo que no se tiene a quien no es. Grusswillis no entendió nada pero la frase le gustó. Le dijo también que una vez superado el duelo debía concentrarse en sí mismo, retomar viejos hábitos, conectarse con otras gatas y otros ámbitos. Esto último fue un cultismo alusivo a una conocida obra de Truman Capote, guiño que obviamente mi gato no captó. Por último le aconsejó el cambio como procedimiento principal. Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre, resumió el doctor citando un difundido graffiti del Mayo Francés. Mi gato se alivió con esos maullidos analíticos y se dispuso a encarar la nueva vida. Pensó una vez más en la siamesa y el marrón. Iba a decir que la chupen al estilo Maradona. Pero acabó en el living arrellanado sobre un viejo ejemplar de la revista Barcelona. Siempre es difícil volver a casa, concluyó.

L.

12 comentarios:

  1. Uno de los gatos que vive con mi vieja intentó suicidarse. Se arrojó en el medio de una manada de perros de raza Gran Danés. Había terminado de leer ‘¡Pobre gatuna vida!’, de Marco Gatuinis. Espero que Grusswillis no se meta con ese tipo de bibliografía.

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  2. Yo conocí un gato que pasó por ¡Pobre gatuna vida! y ya va en La pasión según Gatubella. El día que lo vi por primera vez el muy confianzudo quiso convencerme de que Aguinis es un gran escritor, galardonado en Francia y todo, tenés que leerlo, muchacho, y yo, mientras lo oí miaullar, me puse a pensar en los chinos de la esquina que venden veneno para ratas.

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  3. Me alegro mucho por usted, Gruswillis.
    Era hora de que despertara de su letargo y se diera a la buena vida de la soltería. Piense en la buena leche que tendrá de ahora en más, se lo aseguro, hasta que vuelva a aparecer la indicada (nunca indicada).
    Y que sigan más aventuras gatunas con fotos ilustrativas.
    Vale

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  4. ¡Excelente! Y qué bien luce ese gato.
    Un beso. Iberia.

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  5. Grusswillis:
    Me alegra que hayas regresado y lo hayas hecho después de intercambiar maullidos analíticos con un profesional. La frase sobre el amor es laberíntica pero reveladora.Investigala. Vas bien si vas por un cambio y si arrellenado sobre un viejo ejemplar de la revista Barcelona decidís qué es más importante.
    Graciela B

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  6. Un pensamiento que se pudre es un pensamiento que se estanca...Esta saga de Gruswillis se pone cada vez más interesante.
    Mika

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  7. ja! recuerdo cuando me toco el regreso... y me hice de divanes, frases analíticas y bibliografia convincente...momento en el que tambien es tranquilizador la idea de estar siendo tan jodidamente convencional...celebro a Grusswillis!

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  8. guarda con la dieta bibliografica diagnosticada para el retorno...suministrar con precaución!! tengo vecinos que dicen conocer gatos que quedaron con graves secuelas por el abuso... saberse un gato que ama demasiado, o un gato que corre con los lobos( notese lo peligroso de esta hazaña cuando se es felino), o peor creerse portador de amor solido en tiempos de liquides... estos efectos duran hasta que te cruzas con aquella cancion, aquel poema, lugar, algún pedazo de algo... y sin darte cuenta te sorprendes otra vez mirando hacia el lado mas extremo del pasillo...

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  9. Con ese tumbao al caminar y la mirada increíble (creíblemente felina) grusswillis da la impresión de que no necesitará mucha terapia.
    V. desde Tulum, México.

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  10. Que bueno volver al blog y disfrutar.
    Me encantó este relato!
    e

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  11. Qué bueno que volvió...
    Amaranta Gentile

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  12. Yo creo que con tanta valentía aquí expuesta, muchas otras felinas que valore el romanticismo estarán ansiosas de conocerlo. ; )

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