Todos sabemos que vamos a morir. Pero por alguna razón evitamos el tema en las conversaciones y hasta en el pensamiento. Entiendo que de poco sirve dar vueltas en ese remolino sin nombre ni solución. Pero también es cierto que -bien mirada- la muerte es una fuerza vital extraordinaria. Por ella tenemos amores, planes, sueños, orgasmos. Es justamente la perspectiva terminal la que empuja al movimiento y, sobre todo, a no desesperar cuando llegan los pozos de angustia. Otros no lo ven así. Al contrario. Se protegen tanto de la muerte, la niegan tanto, se hacen tanto los boludos frente a ella, que hasta se diría que así se consagran a una muerte que, de tan resistida, termina convertida en la amante más deseada. Queda flotando el caso de los suicidas que -como quienes padecen eyaculación precoz- no pueden esperar. Si la muerte pisa mi huerto me encontrará escribiendo para este blog, haciendo bromas tontas con Andrea o mirando los árboles más altos del Parque Rivadavia. Dará conmigo. Lo admito. Pero me encontrará con vida.
L.
Me encantó el texto. Así es la vida y la muerte también. El final es excelente, coherente, muy coherente. "Si la muerte pisa mi huerto me encontrará escribiendo para este blog, haciendo bromas tontas con Andrea o mirando los árboles más altos del Parque Rivadavia. Dará conmigo. Eso lo admito. Pero me encontrará con vida."
ResponderEliminarQue la muerte nos encuentre con vida, gran mensaje.
Besos Luis
Gracias por este post, Luis. Hago mi aporte a continuación. Va la letra completa de la canción de Serrat.
ResponderEliminarMika
Si la muerte pisa mi huerto
¿quién firmará que he muerto
de muerte natural?
¿Quién lo voceará en mi pueblo?
¿quién pondrá un lazo negro
al entreabierto portal?
¿Quién será ese buen amigo
que morirá conmigo,
aunque sea un tanto así?
¿Quién mentirá un padrenuestro
y a rey muerto, rey puesto...
pensará para sí?
¿Quién cuidará de mi perro?
¿quién pagará mi entierro
y una cruz de metal?
¿Cuál de todos mis amores
ha de comprar las flores
para mi funeral?
¿Quién vaciará mis bolsillos?
¿quién liquidará mis deudas?
A saber...
¿Quién pondrá fin a mi diario
al caer
la última hoja en mi calendario?
¿Quién me hablará ente sollozos?
¿quién besará mis ojos
para darles la luz?
¿Quién rezará a mi memoria,
Dios lo tenga en su Gloria,
y brindará a mi salud?
¿Y quién hará pan de mi trigo?
¿y quién se pondrá mi abrigo
el próximo diciembre?
¿Y quién será el nuevo dueño
de mi casa y mis sueños
y mi sillón de mimbre?
¿Quién me abrirá los cajones?
¿quién leerá mis canciones
con morboso placer?
¿Quién se acostará en mi cama,
se pondrá mi pijama
y mantendrá a mi mujer,
y me traerá un crisantemo
el primero de noviembre?
A saber...
¿Quién pondrá fin a mi diario
al caer
la última hoja en mi calendario?
Recuerdo algunas palabras de Spinoza en su Etica:"Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte; su sabiduría no es una meditación de la muerte sino de la vida".
ResponderEliminarLa última línea de tu texto es la síntesis fantástica sobre cómo enfrentar lo inevitable.
Graciela B
Allá lejos y hace tiempo escribió Borges, algo así como que la muerte vendrá por mi de manera inevitable, espero no estar allí para recibirla.
ResponderEliminarSi no fuera por evitarla, la vida no existiría... la sabiduría de tu texto está en hacerle lugar entre mitzuras.
cariños para ambos
¿Por esto escribís? ¿para esperar la muerte sintiéndote vivo?
ResponderEliminarNo logro descubrir que es lo no frustrante al escribir, y sin embargo... ¿escribo?
J.
Leí otro "post"... ¿es qué "algo hay que hacer"?
ResponderEliminarJ.
Alguna vez un profesor de psicología le preguntó a la clase por qué existía el arte. Yo respondí que era una manera de pelear contra la muerte -o contra el olvido-. Antes temía ser olvidada y por eso buscaba la manera de perpetuarme escribiendo para un lector imaginario. Ya no es así. El arte está. Yo estoy. Y estoy más allá de la muerte y el olvido.
ResponderEliminarRocío
Que hermoso texto, es un tema bien profundo, necesito pensar un poco para postear,
ResponderEliminarsaluti
e
Siempre pienso en la muerte como algo capaz de llevarse a cualquiera en el momento menos pensado. Y eso me mata.
ResponderEliminarNueve comentarios sobre un tema generalmente evitado llevan a pensar. Quizás Neruda tenía razón cuando dijo que de vez cuando todos deberíamos darnos un baño de tumba. Es una "ducha" que ayuda a vivir.
ResponderEliminarL.
El texto es genial y el final increible. La finitud tiene que ver con la acción, nos pone en movimiento, es vida. Negar la muerte, haciendo que no existe, es jugar a la inmortalidad, emparentada con la locura, que es atemporal y no tiene límites.
ResponderEliminarTodos quieren decir algo... hasta los que nunca decimos nada. Hermoso digo yo.
ResponderEliminarMe gustó el texto.
ResponderEliminarComo diría Serrat, la muerte es una verdad, no tiene remedio.
Es la madre de nuestros actos impostergables, de los que se disfrutan sobre todo de los que sentimos placer por lo realizado, después ella es la que manda, nos hace mas buenos, malos, queridos, recordados, se amiga con el tiempo y nos desdibuja...
Reconozco que siempre me atrajo coquetear con la muerte. Ella me ha parecido la más barata y limpia de las putas. Tiene hasta cierto glamour del que carecen las putas caras. Pero concuerdo con Luis: si se trata de elegir es mejor esperar el día junto a mujeres reales, escribiendo blogs o mirando árboles. Igual todos moriremos y eso no es novedad para nadie...salvo para los que prefieren taparse los ojos.
ResponderEliminarRulo
Muerta vi pasar la vida de mi seres más amados, los vi reir, llorar y recordarme.
ResponderEliminarHice un gran esfuerzo por acariciar la cabeza mis hijas y quedarme en su corazón, con la ilusión de que me sientan más allá del cuerpo físico.
Como la cigarra de María Elena Walsh, tuve otras oportunidades; cada vez más bellas e intensas. No espero a la muerte, ni la eludo.
Vivo presente en cada minuto, aunque no me guste lo que siento, me dejo atravesar y no me privo de ningun acto de amor.
Saluti
E
Excelente el post Luis. Arte, vida, muerte... ¿acaso no es lo mismo bajo otra circunstancia? desde que nacemos estamos muriendo. es la dialéctica y la realidad del ser. pero esa mayor y absoluta verdad es la menos aceptada. y pareciera que nada garantiza una mayor distancia de ese otro estado de la materia. pero la muerte también es relativa. como el tiempo, el espacio y la propia vida.
ResponderEliminaren lo personal me interesan los distintos tipos de muerte para escapar de algunas de ellas pues yo sé que en vida hay muertes peores que morir. mi único deseo es que ese último suspiro me encuentre tan lleno de vida como para poder morir. quiero evitar la redundancia de morirme nuevamente.
ah, perdón, olvidé firmar el comentario anterior, Enrique - egkarell
ResponderEliminarMe gustó. Es la eterna lucha de Eros y Tánatos. Cuando tengo que tomar una decisión importante imagino que en breve me muero y elijo lo que deseo, lo que es mejor para los que amo y para mí en ese momento. Todo el tiempo estamos muriendo y renaciendo. Así es este juego de la vida.
ResponderEliminarSusana M.
Quando meu pai estava muito doente, sentindo a morte próxima, tive a impressão de que o que mais o fazia sofrer na idéia da morte, era já se sentir ausente de nós, saber que não estaria mais presente a nos contar coisas nos almoços dos domingos. O eu. Morrendo, ele não faria mais parte da festa. Tudo continuaria igual, mas ele não estaria mais. Falariam dele, talvez, num breve momento, mas ele não teria mais direito à palavra. E não ter direito à palavra é humilhante, é ser anulado. Só que tudo isso perde qualquer importância, porque ele não existe mais para lamentar. Isso pensei ao ler o escrito la encima.
ResponderEliminarLeila, desde Brasilia