Tras larga búsqueda una araña macho de cruz pirenaica encontró una hembra. Quiso llamar su atención y empezó a tirar de uno de los hilos de la red. Al principio fueron tirones cortos. Luego empezó a agitar la telaraña de manera más fuerte. Casi la rompe. La hembra se dio vuelta, miró al macho y empezó a hacerle señas con sus patas delanteras. Él estaba confundido. No sabía si era una invitación a copular o una amenaza de muerte. Sin pensarlo demasiado se lanzó sobre ella. Al principio falló y quedó colgando de un hilo. Volvió a insistir y al noveno intento logró su cometido. El sabor del triunfo duró poco. Para lograr la fecundación la hembra debió enterrar sus tenazas maxilares en el cuerpo del macho. Fue un amor asesino. Pero amor al fin.
A.
La imagen que ilustra este post se titula Vampira y es del pintor noruego Edvard Munch.
Me gusta Andrea cómo usás la sexualidad animal para aludir, por elevación, a la condición humana. Y sí. Nuestros amores suelen ser también asesinos. Matamos lo que amamos, creo que decía Wilde.
ResponderEliminarRulo
Sin respiración. Es un relato asesino.
ResponderEliminarCaliche.
¿Será siempre así? ¿Quién no pasó por uno? Me gustó mucho el texto.
ResponderEliminarSiempre algo muere cuando algo nace..una escena real con olor a metáfora...hermoso texto
ResponderEliminarCoincido con Marian. Una vez vi un documental que luego de la copulación entre algunos tipos de arañas la hembra asesina a al choma. Muchas mujeres suelen hacerlo. MATAME!!!
ResponderEliminarHay una canción que dice: los amores que no matan mueren. Siempre me gustó ese tipo de amor bien romántico, asesino de la paz y de la individualidad, como la poesía de Prévert:
ResponderEliminarFui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti
mi amor
Fui al mercado de flores
y compré flores
Para ti
mi amor
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
mi amor
Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
mi amor.
Saluti,
e.