miércoles, 30 de noviembre de 2011
Ella y yo
Ella es oleaje del océano. Yo soy un bosque sombrío. Ella es un montón de pájaros que se hunden en el viento. Yo soy unos segundos antes de la tormenta. Ella es un corpiño fino que se abre para siempre. Yo lo desabrocho con desesperación. Ella es puro sustantivo y verbo. Yo me la paso adjetivando. Ella nació para gozar. Yo nací para soñar con el placer. Ella no escribe porque vive. Yo no vivo y por eso escribo. Ella cuenta muchos minutos en un solo minuto. Yo soy un reloj que avanza hacia atrás. Ella es una piedra lanzada al fondo de un pozo. Yo soy el pozo. O la piedra. O el agua impactada. Ella ama las cosas prohibidas. Y yo también. Por eso estamos juntos. Porque si no hiciéramos cosas prohibidas nos ahogaríamos.
L.
L.
Idealización
Lo ideal y casi soñado sería liberar al amor de sus ataduras burocráticas e institucionales, es decir, tratar de que la primera escena de ir juntos de la mano por la playa no termine convertida en una prepaga medicinal. O que amar no consista en elegir a una persona para casarse con ella o presentarla a los padres. Que no intervengan los créditos de vivienda, las megafiestas de casamiento, los planes de viajes faraónicos a Miami pagados en cuotas. Pero liberar al amor de las cadenas que le impone la sociedad y la costumbre resulta casi imposible. Tarde o temprano la escena de caminar juntos de la mano por la playa se va diluyendo a cambio de los hijos, los trabajos, el miedo a la soledad, la infidelidad casi obligada, la rutina igualmente inevitable, la lenta deformación de los cuerpos y la labor corrosiva del tiempo. ¿Hay opciones a este destino casi anunciado? Seguramente las hay. ¿Pero quien se anima, en ríos tan peligrosos, a nadar contra la corriente?
L.
martes, 29 de noviembre de 2011
Cinco cosas +
Sigue abierta nuestra propuesta de armar una lista de cinco cosas para hacer o pensar o rechazar o imaginar en 2012. Los que quieran saber de dónde sale semejante idea busquen más abajo donde dice lista 2012. Pero si no tienen ganas de ir hacia abajo pueden retroceder hacia arriba y pensar en cinco proyectos, cinco deseos, cinco fantasías, cinco viajes reales o alucinados o, en resumen, cinco cosas para concretar, hasta donde sea posible, en el año próximo. Los sueños tienen la virtud de organizar la realidad.
L.
L.
Dos seguidores +
Los que conocen este blog ya saben que de tanto en tanto somos víctimas de un raro complejo de invisibilidad. Cuando esos ataques se producen buscamos más comentarios, más visitas, más señales, y, sobre todo, más seguidores. Hemos visto que con dos más completaríamos los 340, una cifra insustancial pero redonda. Convocamos entonces a dos voluntarios o voluntarias que deseen sumarse a la ya larga lista. Dos arman pareja. Tres son multitud.
L.
Lecciones aprendidas
Los que están inclinados por alguna disciplina artística deberían escuchar mejor las lecciones de Fito Páez. Las brindó anoche, como un regalo, a lo largo de un reportaje televisivo. Dice Fito que la falta de método y estudio significa una pérdida de tiempo enorme para un creador. Admite que eso puede compensarse en parte con talento. Pero que igual se pierde mucho tiempo al no estudiar durante muchos años guitarra, piano, violín, composición o lo que sea. El sacrificio es el único remedio propuesto por el autor de Giros a quienes se limitan a producir ruido y tocar solamente de oído para obtener un placer inmediato. Fito Páez defiende el proceso de composición de una canción más que la canción misma. El orgasmo radica más en buscar el hecho artístico que en obtenerlo. Por último el artista defendió cierto grado de incomprensión y duda frente a quienes creen saberlo todo sobre música y arte en general. Porque entenderlo todo, dijo Páez, es, casi casi, como estar muerto. Y yo -añadió- prefiero la gente viva a la gente muerta.
L.
L.
Lugar del crimen
No se aconseja volver al lugar del crimen. Las razones son largas como para exponerlas en profundidad. Y menos en un blog. Pero aún así, cabe insistir, volver al lugar del crimen es una estupidez. Primero porque ya no hay cuerpo. Sólo queda un dibujo borroso en el cielo o en el suelo. Y a veces ni eso. Segundo porque la figura está disuelta por el viento y por la lluvia. Apenas quedan retazos de abrazos sin usar, corpiños flameando como banderas gastadas, huecos resecos en el colchón. Tampoco se aconseja reconstruir la escena. Una escena vivida no puede ser retomada como si la vida fuese una película. La vida no puede ser filmada y muchos menos firmada. Lo que se sugiere, a lo sumo, es dejar de matar pájaros. Al contrario. Lo ideal es ayudarlos a armar nidos o a escaparse para siempre de nosotros. O a quedarse lejos de la jaula.
L.
L.
Definiciones
Los estudiantes aman las definiciones. Nada mejor que una buena definición para confirmar que algo no se entiende en absoluto. En un libro de un tal Pedro Miguel Obligado leo una definición de poesía. Veamos. Poesía es el arte que se vale de la palabra para producir obras hermosas. Perfecto. Ahora sí. Ninguna duda. De nada valdría preguntarle al tal Pedro Miguel Obligado a qué llama cosas hermosas o qué significa exactamente "arte que se vale de la palabra" como si habláramos de un ser que utiliza algo con fines promiscuos. De inmediato abro otro libro a los fines de ilustrarme. Ahí encuentro por fin una buena definición de la belleza. Hacía tiempo que quería saber por qué me gustan ciertas mujeres o cuadros o paisajes y por fin llega para mí la claridad. Veamos. Belleza es un halo de luz que rodea a ciertas cosas. Pensé en una lamparita de 75 pero enseguida deseché la idea. Una lámpara emite luz y no está rodeada por un halo. Pensé entonces en el planeta Saturno que está envuelto por anillos. Pero no son de luz. En fin. Sigo sin entender nada. O sí. Ahora comprendo que los funcionarios no funcionan, que los obispos no obispan y que las definiciones no definen, lo que se dice, nada.
L.
L.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Falta de tema
El problema es la falta de tema. La falta de tema o de una buena ocupación es el único asunto a resolver. Con un tema propio o alguna obsesión, con algo que nos mantenga ocupados estaría, creo, todo o casi todo solucionado. Habría menos suicidios, menos consumo de tablets y blackberrys, menos horas en la computadora, menos angustias desesperantes, menos adicciones a las drogas o al amor, menos de todo y más de lo demás. Cada uno debería, a partir de ahora o en un rato, buscarse un buen tema o, insisto, alguna ocupación de primer orden. O también de segundo o tercer orden. Si las palabras tema u ocupación no alcanzan puede pensarse también en una producción. Hacer algo que no dependa de parejas, jefes, novios, novias, familias, prótesis electrónicas y demás artilugios que no resuelven nada. La única solución, insisto, es encontrar un tema y entregarse a esa cuestión hasta agotarla, sí, por completo.
L.
L.
Grietas
El rol que desempeña el amor en la relación física está sobrevalorado. Se supone que el placer se potencia si la pareja que ejecuta el acto está enamorada o unida por un vínculo sentimental muy fuerte. Esto no es así. Alcanza imaginar la situación para entenderlo. Las distintas operaciones que se van realizando en la cama o donde sea no podrían ser acompañadas por pensamientos del tipo cuánto te amo o similares. Tampoco se podría bailar bien pensando en el paso aprendido la semana pasada. ¿Lo dicho significa que somos perfectos animales también durante la cópula? En absoluto. En todos y cada uno de los casos el amor actúa desde lejos pero actúa, y de manera decisiva, como dios entre las grietas.
L.
domingo, 27 de noviembre de 2011
Irrealidad
La vida real se vive mejor si le concedemos, de tanto en tanto, vacaciones de irrealidad. Pensándolo mejor la frase resulta equívoca. ¿Podemos llamar realidad a ésto? ¿Es posible considerar irreal a lo otro? Aún así. Si lo cierto y alcanzable consistiera únicamente en la rutina cotidiana, incluyendo todo lo bueno que ella tiene, si fuera solamente eso, lo viviríamos mejor si le concediéramos, de tanto en tanto, unas vacaciones de irrealidad. Para eso no hace falta viajar a ningún lado. Tampoco enloquecer, ir a una fiesta, drogarse o embriagarse. Cada uno sabrá cómo lograrlo.
L.
L.
Espejos
¿Cómo no ahogarse en los espejos? La triste flor no se emociona, ya no, viendo su propia sombra en la sombra sombría del agua. ¿Cómo no sucumbir ante la imagen de uno mismo eternamente reflejada en algún lado? ¿Cómo no ahogarse de una vez en los espejos? Sería quizás aconsejable desviar un poco la mirada y contemplar eso que está junto al vidrio esmerilado. Lo que no soy, lo otro, los otros, la silla, la mesa, las flores, la puerta, lo común, lo de todos los días, la otra imagen que aparece de pronto en los espejos y, sí, nos salva.
L.
¿Un blog para mujeres?
Salvo Pedro, el Peregrino a veces, Pep que es español, Gasper, Fernando Vico muy ocasionalmente y unos pocos más, los que comentan posteos en este blog, los que se muestran, componen una aplastante mayoría de mujeres. Graciela, Fer, Nora, Ana, María, Andrea, Romina, Laura, Daniela y no sé cuántos nombres más. Mujeres a montones que suspenden el viaje para meterse acá. ¿Por qué será? Nos lo preguntamos con desconcierto varias veces. ¿Será porque aquí se habla de amor, desamor y besos? ¿La causa está escondida en ciertas fotos que invitan a la fantasía? ¿Es debido al tono intimista que predomina en este espacio? Por ahora sólo es un enigma. ¿Qué quiere la mujer?, se preguntó Freud en el siglo pasado. ¿Qué quiere "una" mujer?, lo corrigió Lacan posteriormente. Imposible saberlo. Pero es evidente que la respuesta se desliza, como una leve gota de mercurio, en los oscuros pasillos de este blog.
L.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Amar, sostener, dejar caer
Mirando el video de abajo -tomado de Pina, el deslumbrante film de Wim Wenders- puede pensarse por elevación que el amor consiste básicamente en sostener. ¿El amor es sostener? En parte sí. Y también ser sostenido. Del movimiento en ambas direcciones nace la consistencia de un vínculo. Y también de no dejar caer lo que se construye. ¿No dejar caer? Es difícil garantizar que eso no ocurra nunca. A veces, para que no muera el amor, hay que dejarlo caer.
L.
Malestar en la cultura
No confundir cultura con erudición. No con leer mucho, ir a museos y conferencias, cócteles refinados, ciclos de cine, tener cuadros en las paredes y hasta en el baño. No va por ahí. Tampoco son cultos esos blogs que publican cuadros de gente famosa y poemas de Borges y Pizarnik. Los críticos literarios, por ejemplo, no son cultos. En el mejor de los casos son eruditos. Los críticos de arte hacen crítica, justamente, porque son incapaces de empuñar un pincel y hacer un trazo fuerte en la tela. Cultura es ante todo producción personal. Es protagonismo y no mera observación. Culto es un plomero, un capintero, un cuentista, un obrero, una equilibrista. Inculto es alguien que se pavonea en público de lo que sabe. Cultos son los hombres y mujeres que hacen lo que deben en el momento preciso.
L.
Vaciarse
La sociedad de consumo pretende llenarnos de todo hasta vomitar. También los malos maestros, los curas y aún algunos padres. ¿Llenarnos de qué? De frases hechas, de máximas y mínimas, de ideas precocinadas, de argumentos, cosas, estructuras. Acabar con eso y vaciarse. Es la mejor opción. Desde la Edad Media este camino ha sido rechazado por estéril. Se difundió mucho el horror vacui, es decir, el pánico al vacío. Pero el vacío, al igual que el silencio, es como un recipiente dispuesto a llenarse siempre. Un útero. Una boca. Un sexo. Una pantalla en blanco. Vaciarnos de muebles, de papeles, de porquerías acumuladas en la casa desde hace años. Hacer limpieza, claro, para poder ensuciarlo todo a voluntad.
L.
Llenarse
El fumador, ya sea de cigarrillos legales o ilegales, aspira el humo y siente, al menos por un instante, que se llena entero y se completa. Y si se trata de porros hay quizás un valor agregado. Ganas de reír por nada, disposición laxa al amor, ese tipo de cosas. La misma sensacion de plena plenitud se puede obtener por otros medios igualmente artificiales como comer, viajar o comprar artículos variados. Hay un solo problema que no se toca con la moral sino con asuntos vitales. Ninguna ola de humo llena por completo a nadie. La falta es constitutiva del ser. Y el costo a pagar por ese instante ilusorio, por esa hermosa nube de nubes, es definitivamente alto.
L.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Fragmentos
Los textos de este blog no están acabados. Son fragmentos sin trama y sin final. Apenas un grupo de palabras que buscan algo y no lo encuentran. O lo encuentran como quien busca la llave y da con las medias. Fragmentos de fragmentos. Todo a medio hacer (como la cama). Todo a medio vivir/a medio morir. Como los que lo hacen, como los que lo visitan, este blog se realiza en lo que le falta.
L.
L.
No repetir
Le pregunté a mi analista qué significa curarse en psicoanálisis. Sé que la cura total y completa no existe en ese campo y tampoco en el de la medicina clínica y homeopática. De cerca nadie es normal. Pero igual. A manera de provocación hice la pregunta. Habíamos hablado ya de varias cosas y me quise adelantar al ineluctable fin de la sesión. El tiempo urge. ¿Qué significa curarse en psicoanálisis?, pregunté. La mujer fue contundente. Curarse es dejar de repetir.
L.
L.
Bañeros
Hace unos siete u ocho años una mujer me sacó del agua y me salvó. Pertenecía al cuerpo de guardavidas de Necochea y Quequén. Yo me había aventurado muy adentro en el mar agitado. Fue, lo recuerdo ahora, una tontería. Estaba pescando y uno de los anzuelos de la línea de fondo se había enganchado en una roca a catorce metros de profundidad. Resolví salvar esa línea (un pescador de ley me entendería) y cuando quise volver a la costa ya no pude. Estiraba alto los brazos, hacía la patada con las piernas, pero las corrientes marinas me llevaban más y más adentro. La mejor brazada resultaba inútil. Caí en una especie de remolino y empecé a considerar la muerte inminente. Fue entonces cuando apareció la mujer perteneciente al cuerpo de guardavidas de Necochea y Quequén. La chica estaba especialmente entrenada. Me tomó suavemente de las manos, me dio unas pocas indicaciones y eso me permitió salir del pozo y recuperar la playa. No eran buenos esos años. Había perdido muchas cosas y pensé que no lo soportaría. Ana, la joven en cuestión, fue después mi novia o mi mujer, no sé cómo llamarla, y me mantuvo a flote por dos o tres años hasta que un día resolvió devolverme al remolino. Me empujó suavemente, tal como lo había hecho al comienzo, pero en dirección contraria. Y me dejó finalmente al borde de ahogarme. No me enojé por eso. Pero tuve que enfrentar la situación esta vez en completa soledad. Pude volver a la playa y ahí me encontré con Andrea, otra integrante del cuerpo de guardavidas de Necochea y Quequén. Andrea habla poco pero se maneja bien en el mar. Una vez nadó en estilo mariposa desde Buenos Aires hasta Bogotá, ciudad de Colombia donde fue recibida con flores y aplausos. El amor no es un bañero pero se le parece. Y el oleaje sigue siendo peligroso. Ahora me cuido más en el agua.
L.
Jugar con los límites
Una cosa es estar al borde del abismo, jugar con el riesgo hasta meter el pie, un poco apenas, en el gran agujero. Una cosa, en resumen, es jugar con los límites. Muy otra es dejarse caer, llevar el juego hasta las últimas consecuencias, olvidar la sabiduría del buen equilibrista que, antes de la función, se ha ocupado especialmente de la red.
L.
Media naranja
La difundida teoría de la media naranja falla por todos los costados. La pareja no es fusión de dos mitades. La pareja es un cruce circunstancial de partículas que, por un tiempo, marchan juntas. Luego siguen su viaje itinerante. Somos, en realidad, medias naranjas errantes por un espacio infinito. Y hasta el jugo, salvo una o dos gotas, se pierde en el camino hasta desaparecer.
L.
Cinco cosas
Sigue abierto el espacio para armar una lista personal de cinco cosas para concretar el año próximo. Ver más abajo en la entrada titulada lista 2012 y animarse los valientes. Esa lista puede ayudar a organizar el movimiento que engendera movimiento. O a definir algunos temas que ahora flotan como el humo sobre el agua.
L.
L.
Besos
Hay besos que llegan demasiado tarde, es decir, cuando ya no los necesitamos o no podemos disfrutar de ellos en plenitud. La boca está cerrada o seca. La felicidad se nos da fuera de tiempo, es decir, cuando ya es tarde o no coinciden la coordenadas de tiempo y viento y lugar. La persona con la que soñamos aparecerá realmente. A no dudarlo. Aparecerá. Vendrá a nosotros como un hada bajo la secreta luz del bosque. Pero el milagro ocurrirá cuando ya no tenga importancia. Desde esta visión la felicidad no es otra cosa que la coincidencia del mayor número de circunstancias favorables. Confiar aún así en el azar y en la gracia bendita y fugaz de lo inesperado.
L.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Extremos
O caliente o fría. O triste o feliz. O total o más o menos. La vida es extrema en sus cosas. No es mediana. La muerte se le opone. Los diarios se le oponen. Los malos amantes se le oponen también. La vida no es mediana como se pretende a veces. Es absoluta y drástica. Cada nuevo día es una última oportunidad de ser y de vencer. Y si no es hoy, qué pena, será mañana.
L.
L.
Lista 2012
La protagonista de Mi vida sin mí (película dirigida por Isabel Coixet) tiene 23 años, dos hijos chicos, un buen marido. Va el médico y se entera de algo. Le quedan dos meses de vida. Sólo eso. Dos meses. La mujer camina hasta un McDonald's y en una servilleta escribe cinco cosas que quisiera hacer antes de morir. Sólo eso. Cinco cosas. La lista incluye varias cuestiones, desde hacer el amor con otro hombre hasta visitar al padre en la cárcel o pintarse las uñas de colores raros. No le cuenta a nadie la noticia. Ni al marido. Y, con el pasar de los días, va cumpliendo uno a uno los puntos de la lista. Pensé en tomar la idea pero vista desde otro lado, es decir, sin muerte de por medio. Una lista de cinco cosas para concretar en 2012. Pueden ser proyectos laborales, fantasías, viajes, sueños clandestinos. Los visitantes del blog, circunstanciales o habituales, están invitados a pensar su lista y colocarla al pie de este post. En el caso de puntos álgidos puede firmarse, claro, como anónimo/a.
L.
L.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Distracciones
Alguien nace, alguien muere, alguien se enferma, hay un cumpleaños, una fiesta, un casamiento. Alguien busca trabajo, alguien se peleó con su novio, alguien se enamoró, alguien mira televisión. Chequear los mails, poner a calentar agua, regar las plantas, pasear a los perros, mirar el celular, mirar el celular, mirar el celular. Orinar. Mandar mensajitos. Recibir mensajitos. Sonreír. Responder los mensajitos. Navegar por Internet. Ver películas en Cuevana. Chequear mails. Escribir en un blog, vestirse, desvertirse, estudiar, leer la página de un libro, coger, mirar un partido de las eliminatorias para el Mundial. No faltan distracciones en esta vida. Y todas, con la mayor felicidad, contribuyen a apartarnos de lo que en realidad debemos hacer. Y de lo que postergamos eternamente debido a algo llamado prioridad, urgencia, lo importante, etcétera.
La inspiración
Lorena, alumna de un taller literario a mi cargo, manda un mail para decirme que no está inspirada. No lo está para encarar el tercer ejercicio del curso. Le digo lo de siempre. No escribimos cuando estamos inspirados. Y no lo hacemos sencillamente porque raramente bajan a la computadora o al cuaderno de notas las nueve musas griegas. Ellas, las diosas, están muy entretenidas mirando el Facebook de los ángeles o navegando por blackberry. La inspiración, además, no existe. En eso se parece a las brujas. Entonces, cuando las palabras parecen cantar, cuando uno siente que las frases tienen la música justa, el ritmo exacto, la tensión precisa, puede llamar a ese estado de privilegio como más le guste. Pero lo mejor es que suelte el freno y deje rodar la locura. Es hermoso. Pero suponer que la inspiración es el único estado en que se hace literatura tiene un costo. Porque si nos limitamos a esperar ese instante casi orgásmico, esas ganas locas e irrefrenables de crear, corremos el riesgo de escribir una única página en toda la vida. ¡Pero qué página!
L.
martes, 22 de noviembre de 2011
Mantra
El instructor de yoga propone un mantra. Algo como uuum..jam...Creo que así era. Mientras nos educa en la noción de desapego. No tienen nombre, hijos, sexo, roles. Eso dice el instructor. Nadie es madre o padre o hermano o jefe. Ni siquiera hay cuerpo. Trato de imaginar semejante acto de desprendimiento. Uuum...Jam...Creo que así era. De pronto soy invisible. No tengo ya preocupaciones. Ni siquiera nombre o cuerpo. Nadie me abandonó jamás. Ningún ser querido murió ni morirá. No soy madre ni padre ni hermano ni novio ni dueño. No hay roles. Sólo yoga y mantra. A las 22 relajación final y fin, también, del desapego. Como las olas recomienzan los roles, el apego, la muerte y el cuerpo, claro, el cuerpo acompañado de todos los dolores de la tierra.
L.
Sin ideas
La idea que más cuesta explicar en los talleres literarios es la de escribir sin ideas. Está demasiado extendida y aceptada la noción contraria, es decir, si uno tiene una buena idea se trataría de pasarla al formato escrito y listo. Pero no es así. De ser así cualquier culebrón latinoamericano de televisión sería comparable a la tragedia de Romeo y Julieta. Y no lo es por una cuestión de formas. Lo mismo podría decirse de los cuadros y más aún de la música que es pura forma. Hay una suerte de técnica, un juego de líneas, luces y sombras, algo sonoro que se resuelve más en el cómo que en el qué. Es una estrategia difícil de defender. Y no sólo debería escribirse sin ideas. También deberíamos vivir sin ideales. Los ideales finalmente deprimen. Cuando se observa el desajusta entre lo anhelado y lo real dan ganas de llorar. En conclusión. Vivir y escribir, como el sabio, sin ideas. Pero estar dispuesto a tenerlas.
L.
Los buenos
Es fácil ser buenos por Facebook o por Twitter. Muy fácil por mail. Más fácil en las oficinas juntando billetes para una madre primeriza o para las facturas del viernes. Es fácil adherir a las buenas causas firmando manifiestos por correo electrónico. Es fácil amar escribiendo poemas o cartas. Hasta las confesiones son fáciles y muy bien vistas. Pero todo eso junto no sirve de nada. Poner el cuerpo. Esa la única bondad verdaderamente bondadosa.
L.
lunes, 21 de noviembre de 2011
El mar es igual en todas partes. La balsa no tiene ni proa ni popa. El náufrago, por eso mismo, no sabe si avanza o retrocede. El mar es igual en todas partes. El cielo también. No hay sur ni norte. No hay, lo que se dice, nada. No hay nadie. El náufrago entiende que la única meta está en sí mismo. Y hacia ahí va, sin proa ni popa, sin sur ni norte, sabiendo que el mar es increíblemente igual en todas partes.
L.
El enemigo está adentro
Los recientes asesinatos de niños en la Argentina (Candela, Tomás, etcétera) demuestran que, con demasiada frecuencia, el enemigo está adentro y no afuera. La sagrada familia -tan ensalzada como paraíso por la Iglesia, los políticos, los militares y los buenos en general- puede ser un infierno interminable. Lo dice mejor que yo Ricardo Ragendorfer en una nota que acabo de leer. Lo que sorprende, dice este experto en casos policiales, es la catadura de los victimarios. No se trata ya de monstruos ligados al delito. Son, en cambio, ciudadanos intachables y vecinos diligentes. Los crímenes de niños ponen al desnudo las pulsiones propias de la llamada parte sana de la población, es decir, la que se rebela contra la ola de robos, la que se opone a los derechos jurídicos y humanos de los delincuentes, la que reclama más presencia policial en las calles, la que llena de alarmas sus hogares sin reparar que justamente ahí podría anidar el verdadero corazón de las tinieblas.
L.
España es un enigma
Este blog registra entre diez o veinte lectores españoles. Hacia ellos va dirigido este post. Necesito que me aclaren por qué fue tan contundente el triunfo de un candidato de derecha que representa casi un golpe de Estado del capital financiero internacional. Quiero saber, porque no estoy informado, cómo se explica un voto que va a traducirse en un durísimo ajuste contra los españoles menos favorecidos. Debe haber explicación para ésto. Cuando pienso en España se me arma un lío en la cabeza. Pienso en García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández, la Guerra Civil, el grito "viva la muerte" a cargo de un militar estúpido, la brillante respuesta de Unamuno, la dictadura franquista (un millón de muertos), Serrat, Sabina, Almodóvar, ir de tapas, Maribel Verdú, Charo López, la hermosa película Furtivos y otra no menos hermosa llamada Los amantes del círculo polar. Recuerdo las dos españas de las que hablaba Machado, pienso en los indignados, en fin, no entiendo nada. ¿Será que el domingo se impuso con Rajoy una de las dos españas? ¿Será que el mundo no tiene solución? Qué bueno sería si algún lector español de Suspendelviaje nos explica lo ocurrido.
L.
Zoo
Más allá del interés que puedan despertar un elefante, una tortuga gigante o una estilizada jirafa, pasear por el zoológico de Buenos Aires se parece demasiado a visitar una cárcel poblada de presos políticos. Resulta del todo incomprensible aceptar, también, que casi todas las especies exhibidas estén en extinción. Pero así es. Muy pronto el mundo carecerá de osos polares, tigres, peces o iguanas. Habrá que ir a verlos al zoo. Lo que más me impresionó en lo personal (y voy a usar ahora la primera persona dado que ayer nomás anduve por ahí) fue el caso de los papiones sagrados, unos monos de culo rojo y desnudo más conocidos como babuinos. Leyendo el cartelito colocado frente a la jaula me entero que los babuinos o papiones eran divinidades del antiguo Egipto. Dado su extraordinario parecido con los humanos se les permitía pasearse por los templos, eran embalsamados como faraones y hasta se pensaba que su alma seguía entrelazándose con ramas en los pocos árboles del desierto. La otra noticia es que en Egipto los babuinos se extinguieron ya. Y no sólo en Egipto. En el mundo entero. Se los puede ver todavía como dioses enjaulados, apoyando la cabeza en actitud pensativa, ofendiéndose con un joven cuidador del lugar porque no les da unas hojas frescas, observándonos a los de afuera mientras los de afuera, por ejemplo yo, nos hacemos la simple y fastidiosa pregunta de siempre. ¿Por qué ellos detrás de la reja y nosotros, que nunca fuimos dioses egipcios, en completa libertad?
L.
domingo, 20 de noviembre de 2011
El vaso
¿Hasta cuándo permanecerá el vaso en el borde de la mesa? ¿Hasta qué momento exacto seguirá ahí sin caerse? Lo veo casi tambalear por el viento o no sé qué y algo me dice que no falta mucho para que el agua se vuelque y el vidrio se rompa en mil divinos pedacitos. Yo desearía que el vaso no se quebrara nunca. Que siguiera ahí como siempre para poder verlo y tomarlo con firmeza y llevarlo como un beso a la boca. Pero algo me dice que los vasos finalmente caen al suelo y que, por más fuertes que sean, no sobreviven al mundo.
L.
Límites
Hay un punto donde la gran ola que declina se detiene. La espuma avanza lenta sobre la arena hasta ese punto y por alguna razón no avanza más y retrocede. La espuma formada por miles de globos y globitos se va desarmando en el viaje de regreso al útero hasta desaparecer y dejar, como el esperma, un espejo húmedo en la playa endurecida. Todo termina al fin. También los ríos desembocan y se disuelven en ese acto de amor. Un límite invisible deja que las cosas se desarrollen hasta una frontera también invisible. Se acaban las cosas en un punto indeterminado. Ser conscientes de eso. No lamentarlo. Al contrario. Celebrarlo.
L
sábado, 19 de noviembre de 2011
La otra
Algunas mujeres prefieren ser la otra a la oficial. La inclinación tiene sentido. Se supone que la otra es la deseada, la puta, la que despierta fantasías ardientes. La oficial, en cambio, sería la madre segura, la que acompaña y no calienta, o sea, casi una hermana. Quedaría, como se dice vulgarmente, una opción superadora, es decir, que la otra y la principal se fundan en un solo ser que sea mujer, madre, ramera y santa al mismo tiempo. A quien adopte este último camino le convendría iniciar, al menos, un taller de teatro.
L.
Ser joven
En nuestro carácter de enviados especiales de Suspendelviaje Andrea y yo asistimos anoche al recital de Silvio Rodríguez y Amauri Pérez. Nos encontramos con un hombre de 65 años que sin embargo acaba de nacer. Esto último no es fácil de entender. No nace de nuevo un artista de 65 años que a los 19 pensaba que su tiempo estaba pariendo un corazón. Un Silvio Rodríguez tan joven no podía ser ese hombre calvo y con dos anteojos, uno para ver de lejos y otro de cerca, que estuvo ayer en Ferro. Y no obstante ese señor que al principio era viejo empezó a cantar y ocurrió entonces un milagro inesperado. Silvio comenzó poco a poco a rejuvenecer. Su voz se hizo más pura, sus ojos brillaron como estrellas nuevas, sus canciones inundaron el aire con un mensaje de confianza y dolor, como si algo de la existencia hubiese de pronto adquirido un sentido. Cuando finalizó el show, a eso de las dos de la mañana, Andrea y yo vimos a un muchacho de no más de 19 años, los que tenía cuando subió a bordo del Playa Girón, y lo escuchamos decir que por el solo hecho de vivir, y en caso de que sea necesario, hay que hacer algo urgente un poco antes de que se caiga el porvenir.
L.
Este blog
Concebimos este blog como un tren cuyo maquinista se hubiese dormido para siempre. Se ha dormido el maquinista justo cuando la formación ingresó en una zona especialmente boscosa de la Siberia nororiental, en la vieja Rusia de los zares, cuando todavía no habían nacido los soldados del Tercer Reich. El maquinista se ha dormido y ha soñado con un cielo de guirnaldas y satélites y espejos, todo muy raro, justo en la hora del crepúsculo, cuando los lobos y los pájaros se refugian en sus guaridas. Concebimos este blog como un barco que no se detiene por ninguna razón. El timonel se ha dormido. Lo hizo en pleno mar Egeo, un poco antes de las diez y media de la noche, cuando las llaves dejan para siempre de abrir corazones y sirven solamente para clausurar caminos. Alguien abre, por fin, un corazón y un camino olvidados por la vida. Y el blog aparece como una espada sin filo y absurda y dispuesta a librar su última batalla.
L.
viernes, 18 de noviembre de 2011
Hombre de los bosques
Ya nadie recuerda a Henry David Thoreau (1817-1862). Es citado al pasar en La sociedad de los poetas muertos, la conocida película de Peter Weir. Quienes hayan leído su novela Walden recordarán las desilusiones del autor. Perdí hace mucho a un perro, a un caballo, a una tórtola. Conocí a uno o dos viajeros que encontraron al perro, que oyeron el galope del caballo y que incluso vieron a la tórtola desaparecer tras una nube; estaban tan deseosos de encontrarlos como si ellos mismos los hubieran perdido. Thoreau fue a vivir al bosque, publicó tres libros, fue apóstol en su selva, pensó que para salvar la vida es necesario combatir. Permaneció soltero, fue un filósofo espiritualista e intuitivo, escribió únicamente para él. Jamás asistió a la iglesia, no votó nunca, no pagó impuestos, no comió carne ni bebió vino. En 1845 construyó una cabaña de troncos en las orillas del lago Walden. Ahí llevó una vida de trabajo y estudio. Solía decir que durante la noche se orientaba en los bosques mejor con los pies que con los ojos. Pensaba que no es bueno eludir el dolor. Tampoco el placer. Su vida fue un elogio constante de la vida salvaje. Y desde su amor a lo primitivo hizo una advertencia que debería ser más escuchada. Si te designan empleado público en la ciudad... no irás a Tierra del Fuego el próximo verano.
L.
El diálogo
El diálogo está sobreestimado. Nada de lo que realmente importa en la vida se resuelve hablando. Lo dicho no es ningún descubrimiento personal, científico o esotérico. Cualquiera que lo haya probado lo sabe. Cuando una mujer le dice a un hombre la célebre frase tenemos que hablar...lo que sigue suele ser decepcionante. Y lo mismo pasa si la propuesta nace de un varón. Por eso fracasan las terapias de pareja y las relaciones amorosas donde predomina el parloteo. Lo principal se decide en la acción pura y en escenarios por lo general silenciosos. Diferente es darle a la palabra un fin artístico, poético, teatral, significante. Pero eso, claro, es otra cosa.
L.
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