martes, 22 de noviembre de 2011
Sin ideas
La idea que más cuesta explicar en los talleres literarios es la de escribir sin ideas. Está demasiado extendida y aceptada la noción contraria, es decir, si uno tiene una buena idea se trataría de pasarla al formato escrito y listo. Pero no es así. De ser así cualquier culebrón latinoamericano de televisión sería comparable a la tragedia de Romeo y Julieta. Y no lo es por una cuestión de formas. Lo mismo podría decirse de los cuadros y más aún de la música que es pura forma. Hay una suerte de técnica, un juego de líneas, luces y sombras, algo sonoro que se resuelve más en el cómo que en el qué. Es una estrategia difícil de defender. Y no sólo debería escribirse sin ideas. También deberíamos vivir sin ideales. Los ideales finalmente deprimen. Cuando se observa el desajusta entre lo anhelado y lo real dan ganas de llorar. En conclusión. Vivir y escribir, como el sabio, sin ideas. Pero estar dispuesto a tenerlas.
L.
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