El blog convertido en una adicción. Maldita enfermedad. Pasa un cuervo en mi cabeza y los restos, acaso las plumas, van a parar a este lugar. Cae una botella, hay un llamado, hierve el agua en la cocina. Nada importa. Nada. Sólo el blog me atrae como imantan las aguas de las cataratas y los abismos. Esas ganas de tirarse y acabar con todo. Pero en cada instante un freno. Una meditación. El blog como enfermedad. ¿Los restos? Lo que queda es con lo que empiezas.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario